Polen

Los pólenes son unos granos de un tamaño muy reducido, producidos por el aparato reproductor masculino de las flores, que llevan en su interior células espermáticas.

Su función consiste en transportar dichas células hasta el aparato reproductor femenino de otras flores, con objeto de producir la fecundación. Se conoce como polinosis la sintomatología causada por la sensibilización clínica a los alérgenos presentes en los pólenes, que consiste en una rinoconjuntivitis que, en un 40 % de los casos cursa, además, con asma.

En España hay más de diez tipos de pólenes que pueden provocar polinosis epidémicas. La aparición de los síntomas en el paciente está en función de la presencia atmosférica del polen o los pólenes a los que está sensibilizado en su lugar de residencia.

Dependiendo de la región en la que viva, los pólenes predominantes serán diferentes. El polen predominante y que más sintomatología ocasiona en España es el de las gramíneas (hierbas), y el mes de máxima incidencia es mayo.

Ácaros

Los ácaros son una subclase de arácnidos no visibles al ojo humano. Abundan, sobre todo, en lugares de mucha vegetación, entre los productos de desecho en descomposición y en asociación con musgos y líquenes.

En el interior de las viviendas el polvo de casa es la principal fuente de alérgenos, un ecosistema complejo compuesto por una mezcla de materia inorgánica y orgánica, que incluye escamas de piel humana, fibras, esporas de hongos, bacterias, virus, pólenes, insectos, derivados dérmicos de animales, restos de alimentos, plantas de interior y ácaros. El material inorgánico que contiene el polvo no produce sensibilización alérgica, mientras que el componente orgánico, especialmente los ácaros, puede actuar como irritante o como alérgeno.

La humedad es el principal factor limitante para su desarrollo, por ello los síntomas de los alérgicos son especialmente intensos en zonas costeras de humedad relativa alta, y en los meses de otoño. En algunas regiones de nuestro país la sensibilización a los ácaros afecta a más del 30 % de la población y al 90 % de los pacientes asmáticos. Los síntomas de la alergia a los ácaros son, en la mayoría de casos, de tipo respiratorio: rinitis y asma.

Hongos

Los hongos alergénicos, es decir, los causantes de enfermedades alérgicas, son todos ellos mohos, hongos filamentosos o miceliares que carecen de estructuras macroscópicas reproductivas, pero pueden formar colonias visibles (típicas manchas de humedad en las paredes, o la clásica pelusa que se forma en los alimentos) u otros tipos de crecimiento vegetativo.

El tiempo húmedo favorece el crecimiento de los hongos, mientras que el tiempo soleado y ventoso, la diseminación de las esporas; la nieve reduce considerablemente ambos hechos. En climas cálidos y húmedos los hongos están presentes en gran cantidad a lo largo de todo el año. En zonas templadas, las esporas de hongos se encuentran en su mayor concentración a finales de verano.

Los principales hongos alergénicos son Alternaria, Aspergillus, Cladosporium, Penicillium, Helminthosporium, Epicoccum, Fusarium, Rhizopus y Mucor. De todos estos géneros, los cuatro primeros son los que tienen verdadera importancia clínica.

Los hongos como responsables de enfermedades alérgicas, al igual que los pólenes, los ácaros o los productos derivados del pelo o caspa de animales, pueden dar lugar a las denominadas reacciones de hipersensibilidad inmediata, reacciones de tipo I o reacciones mediadas por el anticuerpo IgE. La alergia tipo I a los hongos afecta fundamentalmente a la mucosa conjuntival, nasal y bronquial.

Epitelios

Se ha observado un aumento de la prevalencia de la alergia a animales en la última década, que podría obedecer a una mayor exposición a los animales en una población con mayor predisposición a desarrollar enfermedades alérgicas

Los alérgenos de animales se transportan en partículas muy pequeñas (procedentes de la caspa u orina) que permanecen suspendidas en el aire y se distribuyen con mucha facilidad, sensibilizando a personas que nunca tuvieron animales y ocasionando síntomas en las personas alérgicas a ellos al inhalarlos.

Cualquier animal puede producir alergia, pero lo más habitual es que la produzcan mamíferos. En España, la alergia al perro es la más frecuente, seguida de la del gato, dado que son las mascotas más frecuentes. También producen alergia, aunque en menor medida: caballos, roedores, conejos y hurones.

La alergia a animales puede producir los mismos síntomas que cualquier otra alergia respiratoria: síntomas oculares (picor de ojos, lagrimeo, enrojecimiento ocular), nasales (picor nasal, estornudos, mucosidad líquida, congestión), picor en paladar, de garganta y/o de oídos. Algunas personas pueden desarrollar síntomas de asma con tos seca, dificultad respiratoria, opresión torácica y silbidos en el pecho. Además, el contacto con el animal puede producir picor en la piel, hinchazón (más frecuente en los párpados) y habones en la zona de contacto, especialmente si se ha producido algún arañazo.

Fármacos

Los síntomas que producen las reacciones de intolerancia o alergia puede ser parecidos, afectando a piel, aparato digestivo, respiratorio y/o cardiológico. La diferencia entre ambas es el mecanismo interno que las produce, lo que se puede diagnosticar mediante diferentes pruebas (principalmente  pruebas de alergia).
En el diagnóstico de estas reacciones es fundamental conocer el medicamento que provocó la reacción, el tiempo transcurrido entre su toma y la aparición de reacción, los medicamentos que posteriormente ha tolerado, para realizar con posterioridad las exploraciones complementarias como análisis de sangre y exploraciones alergológicas mediante pruebas cutáneas y provocación oral controlada.
Alergia a aspirina
Los antiinflamatorios no esteroideos como la aspirina son un grupo de medicamentes muy utilizados, y el principal mecanismo de las reacciones adversas a estos fármacos es inmunológico mientras que las reacciones alérgicas son menos frecuentes. Las manifestaciones clínicas que puede producir una reacción por aspirina pueden ser de tipo cutáneo, respiratorio o más graves con riesgo vital.
Es importante un correcto diagnóstico mediante pruebas cutáneas y/o provocación oral controlada, porque un mismo paciente puede presentar reacciones a diferentes antiinflamatorios.
Alergia a penicilinas
Las reacciones alérgicas a los antibióticos betalactámicos (penicilinas) son la causa más frecuente de reacciones adversas a fármacos. La familia de los betalactámicos está formada por antibióticos naturales y semisintéticos. Según su estructura química se clasifican en dos clases mayores:
  • Las penicilinas: grupo más involucrado y mejor estudiado debido a su alto consumo.
  • Las cefalosporinas
Y en cuatro clases menores: monobactámicos, carbapenémicos, oxacefémicos y clavámicos.
Es importante saber que personas con alergia a penicilina tienen un alto riesgo de tener reacciones adversas con otros antibióticos de la familia de los betalactámicos (por ejemplo con las cefalosporinas), porque tienen una estructura química similar.
En los últimos años se ha mejorado el proceso de producción de estos antibióticos, sin embargo el número de reacciones alérgicas no ha disminuido, probablemente debido a que el número de sujetos expuestos a estos fármacos ha aumentado y a la variedad en la estructura química de los mismos.

Se entiende por reacción adversa a fármacos cualquier efecto perjudicial o no deseado que ocurre tras la administración de una dosis de un medicamento, así incluye las reacciones tóxicas, por efectos secundarios o por sobredosis que puede padecer cualquier persona dependiendo de la dosis del medicamento administrada, y las reacciones  que aparecen en determinadas personas debido a una intolerancia o una alergia.

Himenópteros

En nuestro medio hay diversos insectos que pueden provocar reacciones alérgicas, fundamentalmente las abejas y las avispas, que junto con las hormigas son los himenópteros.

Tras las picaduras de los insectos se pueden producir varios tipos de reacciones; unas se originan por mecanismos no inmunológicos, y otras, las alérgicas propiamente dichas, por mecanismo inmunológico. Las manifestaciones clínicas de ambas son a veces similares. Las reacciones alérgicas pueden ser locales, con picor, dolor e hinchazón en la zona de la picadura y molestas, pero sin revestir gravedad; o reacciones sistémicas, con síntomas, no solo limitados a la zona, sino que se generalizan y afectan a todo el cuerpo, pudiendo llegar a ser graves, e incluso mortales.

Como en cualquier otra reacción alérgica, en la alergia a veneno de insectos interviene el sistema inmunitario, mediante la generación de una respuesta del tipo hipersensibilidad inmediata o mediada por IgE.

Látex

El látex o caucho natural es la savia lechosa de determinadas plantas que, una vez procesada, tiene múltiples aplicaciones debido a sus propiedades elásticas. La alergia mediada por IgE al látex es muy significativs, debido a su frecuencia y potencial gravedad.

Los productos elaborados con látex natural pueden ocasionar tres tipos distintos de reacciones, atendiendo al mecanismo que las origina:

  • Dermatitis (inflamación de la piel) irritativa: se caracteriza por la irritación de la piel en la zona de contacto con el producto de látex. El ejemplo característico ocurre cuando las manos se irritan por el uso continuo de guantes de látex, junto con el lavado reiterado con jabones potencialmente abrasivos.
  • Dermatitis de contacto: también se caracteriza por la inflamación de la piel en la zona de contacto con látex pero, a diferencia de la anterior, está mediada por un mecanismo inmunológico de alergia de tipo IV (mediada por células o retardada). Resulta de la respuesta específica de los linfocitos (que son unas de las células de defensa) a determinados productos químicos que se le añaden al caucho en su proceso de fabricación, como el tiuram, los carbamatos, el mercaptobenzotiazol o la parafenilenodiamina.
  • Alergia inmediata, también llamada alergia de tipo I: es la reacción adversa mediada por inmunoglobulinas de tipo E (IgE, que es un tipo concreto de anticuerpos, proteínas que utiliza nuestro sistema de defensa para identificar y neutralizar potenciales agresores) específicas contra proteínas del látex natural.

Si bien cualquier persona puede llegar a ser alérgica al látex, hay grupos específicos que pesentan un riesgo mayor de padecer esta enfermedad, en concreto: los niños con espina bífida, los trabajadores expuestos al látex con frecuencia, personas operadas en múltiples ocasiones, personas alérgicas a determinados vegetales o personas con diferentes atopías.

Otros alérgenos

Algunos productos como metales utilizados en joyería pueden ocasionar reacciones alérgicas que, atendiendo al mecanismo que las origina pueden ser: Dermatitis (inflamación de la piel) irritativa, dermatitis de contacto, o alergia inmediata.

Los contactantes más comunes son los metales, perfumes, componentes de determinados cosméticos, conservantes, metacrilatos, tintes, colorantes, componentes de la goma, pegamentos y medicamentos.

El níquel es la sustancia que más causa alergias de contacto y afecta sobre todo a las mujeres por el uso precoz de pendientes y bisutería. Muchos objetos de uso cotidiano contienen níquel como: tijeras, llaves, herramientas, monedas, botones, cremalleras, cierres, etc. La sudoración y el contacto estrecho con la piel facilitan la absorción y la aparición de lesiones. Otros metales que también causan alergia son el cobalto, que suele estar asociado al níquel en las aleaciones, y el cromo, un metal que se encuentra en muchas sustancias sobre todo asociado a trabajo de la construcción y en especial el cemento.

También los cosméticos contienen muchas sustancias como: perfumes, conservantes, colorantes, que causan reacciones debidas a irritaciones tras su uso. La causa más frecuente de alergia a los cosméticos son los componentes de perfumes. Los conservantes, los tintes para pelo o ropa, la goma natural y algunos medicamentos son también causantes de alergias.